Desde hace bastante tiempo quería leer esta premiada novela del francés David Foenkinos, que me llamó bastante la atención desde un primer momento no solo por las buenas críticas que no dejaba de recibir sino también porque tenía curiosidad por saber cómo se desarrollaba un argumento que a primera vista podía parecer algo simple y carente de imaginación.
Sinopsis: A Nathalie le han ido bien las cosas. Su vida consiste en una corriente continua de felicidad que hace que incluso ella misma se sorprenda y se asuste de la suerte que ha tenido: la de conocer al hombre de su vida: François, su marido. Con él, todo se hace más llevadero. No le afectan tanto los comentarios que circulan en el trabajo sobre los supuestos favoritismos del jefe con ella y soporta mejor las presiones de su familia y amigos para que ella y François tengan un hijo. Además, le gusta su trabajo y se pasa los años viajando alrededor del mundo con François. Juntos. Los dos. Como unidad indivisible. Una tarde de domingo toda esa felicidad que ha llenado su vida en los últimos años se derrumba como un castillo de arena ante un tsunami. Repentinamente, el hilo del que pende la vida de François se desgarra de forma súbita, completamente imprevista. Y Nathalie pasa de sentir que toca el cielo a estar hundida en el más profundo dolor y dejarse arrastrar por la tristeza y el sentimiento de que su vida ha dejado de tener sentido. Sin embargo, el tiempo pasa, inalterable, y Nathalie descubre con la mayor de las sorpresas de que es más fuerte de lo que creía, que puede sobreponerse a su desgracia, y que la vida le reserva algo que hará que vuelva a sonreír.
